Hace tiempo leí un libro fascinante sobre la pintura china, no recuerdo el título, pero no importa. Decía que el pintor oriental (tradicional) no imita la Naturaleza, no la copia; sale al campo y pasea, contempla, intenta captar la esencia de esa naturaleza, y cuando regresa a su casa tiene la mente tan impregnada de esa esencia que su pintura fluye sin impedimentos. Si ha cogido una flor, la cuida, la observa, y cuando se ha marchitado, entonces, sólo entonces, se atreve a pintarla. No necesita copiarla, pues no pinta la flor en sí, sino su esencia.
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